El ajedrez tiene un enorme potencial
educativo y formativo, puede actuar como canalizador de un importante número de
aspectos de carácter psicológico, de formación de la personalidad. Ya desde que
comienza a mover las piezas el niño casi sin darse cuenta comienza a pensar, a
captar ideas.
La práctica del ajedrez ayuda
considerablemente en el proceso evolutivo mental del niño. Aumenta la capacidad
de cálculo. Desarrolla el razonamiento lógico. Estimula la imaginación
creadora, fortalece la concentración mental. Contribuye notablemente a formar
el espíritu de investigación y de inventiva. Activa el dinamismo de la memoria.
Despierta y agudiza el sentido crítico. Crea hábitos positivos en la esfera del
pensamiento: disciplina mental, razonamiento, memoria, investigación, análisis,
síntesis.
Las investigaciones demuestran que el
ajedrez mejora la creatividad, el éxito académico, la resolución de problemas,
que ayuda al enriquecimiento cultural, que su enseñanza metodológica incrementa
el coeficiente intelectual en los niños y niñas de cualquier nivel
socioeconómico.
El ajedrez es un factor importante en la formación de la voluntad infantil.
El ajedrez es un factor importante en la formación de la voluntad infantil.
Impone al niño una disciplina atractiva
y agradable. El niño descubre su capacidad para resolver por si mismo una
determinada situación en el tablero, adquiere un comienzo de confianza en sus
propias fuerzas. Lo ayuda a asumir actitudes propias y lo estimula sobremanera
para otras tentativas. Enseña a controlar los impulsos, a no tomar decisiones
apresuradas, a pensar antes de hacer las cosas. El ajedrez templa el espíritu,
hace que el niño llegue a entender que su trabajo
es productivo aún cuando pierda. Le ayuda a entender los conceptos de voluntad
y constancia. La competencia del juego se convierte en algo positivo, en un
afán de superación personal.
El ajedrez facilita la formación de
actitudes positivas, mejora la autoestima, ejercita la habilidad para la
gestión del tiempo, ayuda a la planificación. Ayuda a enfocar la atención de
los niños y muestra que el estudio y el duro trabajo mental conducen a la
mejora y al éxito. Enseña a ser mas preciso en las propias autoevaluaciones y
de esta manera les permite controlar sus propios progresos y marcarse metas.
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